miércoles, 30 de marzo de 2011

Guerra civil libia y participación occidental

Carl Schmitt hace ver en Tierra y mar que Inglaterra, en un periodo de expansión industral, tecnológica y comercial, consiguió anteponerse al resto de naciones como poder hegemónico europeo gracias a su dominio de los mares, a su monopolio del comercio ultramarino internacional. Por ello realiza el filósofo una profunda reflexión sobre la importancia del elemento marino, más concretamente, oceánico, como definitorio de la conciencia moderna occidental. Lo que en las últimas páginas deja Schmitt como trabajo a realizar, como motivo de teorización que él deja para otro investigador o para un futuro próximo en el que los conceptos concernientes estén más desarrollados y mejor formados, es la importancia de el elemento aéreo en la conquista del poder en un mundo cada vez más acelerado en el que los medios de comunicación basados en la transmisión de ondas y los artilugios de aviación y conducción aeronaútica van a venir multiplicándose y refinandose con inminencia. Y así es, ahora la hegemonía no la marca exclusivamente el control del comercio marino, otros elementos más complejos han entrado en juego para situar a unas naciones u otras como ganadoras en la gran carrera mundial. La revolución espacial que suspuso el barco, el estrechamiento y empequeñecimiento del mundo, es hoy inmensamente mayor debido a avances tecnológicos en los medios de comunicación y transporte. Ahora, también, las guerras se ganan porque una carísima tecnología aérea permite bombardear con precisión al enemigo.

Una situación semejante se revela en la actualidad más candente que proviene de Oriente Medio. Libia es diariamente bombardeada por una coalición de potencias occidentales, junto a varias naciones árabes que apoyan en diverso grado la intervención, bajo el mando técnico de la OTAN. La razón, teóricamente, la consecución de la resolución 1793 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta resolución contempla defender la vida de los civiles libios de los ataques militares del régimen de Gadafi, para ello, sumado a las medidas previas de embargo armamentístico, se propone una zona de exclusión aérea que impida volar a cualquier nave libia y evite los bombardeos sobre población civil. Esta resolución devino, con cierta lentitud teniendo en cuenta la gravedad de la situación, de la presión occidental en el ámbito de la ONU (con disparidad de opiniones) para tomar medidas contra las acciones de Gadafi. Esta supuesta medida de protección civil sin embargo se está utilizando y se va a utilizar como excusa para participar en una guerra civil, tomando partido en uno de los dos bandos.

Las naves europeas y los misiles americanos han atacado tanto a objetivos aéreos como terrestres siempre con la intención de defender a la población, pero también, con la esperanza de ayudar a la rebelión. Los disitntos diplomáticos occidentales han tenido reuniones con los representantes de la sedición libanesa, que en su lucha contra el régimen se aupician en ideales de libertad y democracia que occidente no tiene más remedio que defender públicamente si no quiere lanzar piedras contra su propio tejado. Pese a que estos "rebeldes" no son considerados como interlocutores válidos, es decir, no forman un cuerpo político como el que si que forman los funcionarios del Estado libio, la gente de Gadafi, sus peticiones (entre las que se contemplaba la zona de exclusión aérea) están siendo escuchadas y atendidas. Las luchas llevadas a cabo para recuperar terreno y ciudados en manos de Gadafi por parte de los rebeldes son apoyadas ideológicamente por los aliados, y la necesidad de acabar con el poder del dictador, un imperativo confeso de los mismos.

Es más, muy recientemente se ha conocido que Estados Unidos autorizó secretamente la ayuda económica y material a los rebeldes libios, algo que realmente no contempla la resolución de la ONU si acaso no la contradice, ya que el embargo solicitado incluiría a cualquier facción o partido en el seno de el país. Curiosamente, la gran superpotencia no posee apenas intereses económicos en un país cuyo petróleo beneficiaba principalmente a Europa, aunque probablemente teme la formación de un estado fallido donde el fundamentalismo y el terrorismo campe a sus anchas. En cualquier caso, lo que está haciendo Estados Unidos (y probablemente hacen o harán los aliados europeos y árabes), es participar en una guerra civil, posicionarse a favor de un bando, y eso es algo que, no necesariamente es tan horrible y que, en absoluto, como pretenden algunos sectores de la izquierda, parte de las mismas premisas que la tan cuestionada guerra iraquí.

También Carl Schmitt aborda la cuestión de de la guerra civil y la actuación del partisano, la guerrilla en la batalla. El guerrillero necesita armas, un tercero interesado que le arme si no tiene medios autónomos, pero además, necesita " que le procure también una especie de reconocimiento político, necesario al partisano que lucha de forma irregular para no descalificarse como el atracador o el pirata y para no caer en lo apolítico, que es idéntico en este caso a lo criminal". Recordemos que tales rebeldes, así como los protestantes de otras naciones árabes, o los famosos manifestantes de Tahrir, en sus acciones reivindicativas estaban (en menor o mayor grado) incumpliendo la ley. Aunque la ley sea inviolable bajo los preceptos estatales que promulga occidente, aquellos bajo los que se estructura, su incumplimiento, nacido por el malestar que provoca una ley originada por el despotismo y la represión popular, deben ser totalmente apoyado ideológicamente, puesto que libertades, derechos fundamentales y democracia, también son nuestras proclamas.

Quizá el problema estribe, en Libia, en la inseguridad que los rebeldes transmiten. No por su potencial incapacidad para reconstruir un futuro Estado libio, sino por la ignorancia que tenemos de sus próximas pretensiones, inquietudes, o principalmente, por la incapacidad de demostrar que tales rebeldes representen a una mayoría nacional. Pese a todo, sobre esto último diremos que el abuso de la mayoría sobre la minoría tampoco debe ser moralmente aceptado y políticamente incuestionado. Buscar un cese de la actividad militar es lo que más urge, pero es inevitable ya que Gadafi sea desposeido del poder a no ser que aceptase, algo ilusorio, las condiciones de los rebeldes. La lucha que apoya occidente debe conducir hacía un futuro bienestar libio, aunque resulte esto ya un objetivo poco probable a corto plazo. Si bien los motivos occidentales son muy probablemente interesados (petróleo y seguridad), la coincidencia de la acción interesada con la acción moral no resta, a mi entender, moralidad ni interés, sólo la facilita.

jueves, 24 de febrero de 2011

La hipocresía de occidente, la nuestra.

Europa, Estados Unidos de América, y todo el mundo occidental u occidentalizado, es decir, aquellas naciones que han adoptado regímenes democráticos, han defendido la universalidad y absoluta necesidad de los derechos dumanos. No entraremos a discutir la realidad ontológica de tales derechos, el origen sacro o positivo de sus planteamientos, pues muchas son las formas y las vías por las que tales normas de comportamiento que se han predicado como obligatorias a nivel universal pueden justificarse y defenderse. Esta defensa teórica, sencilla al nacer únicamente de una inocente intención de bienestar mundial o al utilizarse como proclama por las fuerzas políticas, queda en nada cuando observamos la gran incoherencia habida entre nuestro comportamiento y el comportamiento de nuestros líderes políticos y las, como dijimos, buenas intenciones con respecto al resto del mundo.

Uno cuando escucha hablar de los derechos humanos directamente asocia la maravillosa declaración de la ONU con imágenes terribles que los medios proporcionan de países y territorios muy lejanos, aunque no siempre tanto, de nuestro entorno, mínimamente pacífico y seguro. Las premisas morales que nuestros padres y maestros nos enseñaron y la natural empatía habida entre seres humanos empuja a tomar medidas que puedan proporcionar, aunque someramente, ayuda a esas entidades abstractas que son los pobres y hambrientos del mundo. Para ello donamos dinero a ONG´s o intentamos comprar alimentos de comercio justo. Estas medidas, propias de un cultura burguesa, sólo adoptables por aquellos que poseen un nivel de subsistencia medio, yo las denominaría, medidas cosmopolitas, entendiendo con el término no sólo la visión universalista y moralista del actuante, sino también la necesidad de una cultura urbana y moderna para poder ser llevadas a cabo. Así pues, tenemos dos elementos clave para entender estos comportamientos tan habituales, por una parte el bombardeo mediático y generalizado de la miseria ajena produce, sin que exista un verdadero acercamiento al dolor vislumbrado, una voluntad de solidaridad y colaboración, por otro lado, esta voluntad sólo puede consumarse si se poseen los medios económicos, los únicos con los que aparentemente la sociedad de hoy puede colaborar.

Es curiosa este acercamiento humano que los videos, las imágenes, internet y la televisión, pueden crear entre gentes tan dispares y desconocidas como son los ciudadanos europeos y los niños keniatas o las mujeres afganas. Sería verdaderamente extraño encontrar a todos aquellos que sentimos compasión por desconocidos de todo el globo ayudando a esas personas realmente, quiero decir, con contacto físico de por medio, viviendo en las mismas condiciones que ellos. El grado de empatía y compasión es alto, pero no tanto como para acabar con el nivel de vida que nuestra sociedad proporciona (existen numerosas y bienvenidas excepciones). Por ello se toman alternativas cosmopolitas, tal como he decidido bautizarlas, se dona dinero, se apadrina un niño, se coge más la bicicleta para evitar participar del negocio petrolífero, medidas que quizá sean excesivamente leves, pero que también producen sus efectos, alternativas que quizá no tengan el mismo valor moral que aquellas que implican un esfuerzo intenso y una autolimitación por el bien ajeno, pero que sin embargo pueden incluso obtener mayor eficacia. Quizá Lipovetsky en El crepúsculo del deber tenga razón en su análisis de la solidaridad moderna o posmoderna, en la que conciertos de música, actos sociales, comidas o demás actividades de ocio y placer se convierten en actos benéficos. No se dona dinero a cambio de nada, el dinero otorgado para ofrecer ayuda es a cambio de algún servicio o alguna recompensa material, música, alta cocina, bolígrafos y lápices de memoria, etc. El voluntariado crece, pero no motivado por una ética del deber, de la obligatoriedad de la ayuda al prójimo, sino como un modo de autoconocimiento, de crecimiento personal, de elevación de autoestima. Pueden estos rasgos, muy matizables, ser perfectamente ciertos, ello sólo revela la materia de que se compone el ser humano, sus modus operandi general, en definitiva, lo que somos, pero una vez superado el shock de comprender que el hombre es un ser despreciable en muchísimos aspectos, podemos considerar todo acto solidario, por egoísta que sea, como un acto digno y repleto de valor que debe defenderse. El egoísmo también puede ser el principio del cambio social del planeta.

Volvamos a lo dicho al comienzo de este texto, ahora que ha surgido precisamente el concepto de egoísmo como elemento sustancial de estas reflexiones. El egoísmo es el motivo por el que la voluntad de paz y justicia mundial ha quedado en mera voluntad o mera proclama política. La posición de las grandes naciones democráticas y capitalistas (pero no sólo las capitalistas) respecto a sus vecinos subdesarrollados ha sido la de ofrecer ayuda monetaria en leves dosis y defender sus derechos, derechos proclamados y redactados por esas mismas naciones democráticas, a la vez que ponía en marcha, directamente, o a través de la permisibilidad con la que cuentan las grandes empresas que han nacido en su seno, todo tipo de actuaciones que impedían el desarrollo de tales naciones y el cumplimiento de sus derechos. Llamativos son los ejemplos que Estados Unidos ofrece debido a las numerosas intervenciones, directas, a través del ejército o las grandes compañías empresariales, o indirectas, a través de la CIA(Chile, Nicaragua, Irán, Congo...), en países extranjeros para obtener un beneficio nacional. Del mismo modo, los europeos siempre han encontrado peligrosa toda fuerza política que haya luchado por la nacionalización de recursos o la limitación a la actividad empresarial occidental.

Por ello, porque nuestro nivel de vida, el mismo que nos permite visualizar imágenes de niños mineros en el Congo a través de los aparatos alimentados con el mineral que esos mismos niños extraen, el mismo nivel de vida que nos permite donar dinero a grandes ONG´s aunque no tengamos muy claro cual será el destino concreto del mismo, para ser mantenido, necesita ingente cantidad de recursos mundiales para los cuales las naciones occidentales ya no se bastan a sí mismas como productoras. Por esa razón occidente ha proclamado interesadamente los derechos humanos ante China o Irán pero ha mantenido su silencio ante la ausencia de libertad en Oriente Próximo. Ahora que los países árabes más cercanos están siguiendo el camino emancipador que ya siguió occidente, Europa y la ONU no tienen más remedio que fingir alegría. Berlusconi, gran compañero empresarial de Gadafi, se ve ahora obligado a denunciar su comportamiento y Obama, aliado de Mubarak, deja caer su gobierno defendiendo las soflamas populares. El miedo al islamismo radical (que, todo sea dicho, es probablemente y paradógicamente el principal motivo del auge fundamentalista) y la necesidad de recursos mantuvo las relaciones entre las democracias del oeste y la dictaduras del este en un estado idílico, ahora el oeste se felicita por el éxito de los principios éticos en que se sustenta a la vez que tiembla por el futuro de su seguridad energética.

El primer ministro británico visita ya el Egipto recientemente emancipado, pero sólo es una escala en su viaje de negocios armamentísticos en los Emiratos Árabes, donde las revueltas pueden ser acalladas gracias al poder del dinero del petróleo. Los ministros de Interior europeos se reúnen para debatir sobre Libia, amenazan con sanciones a un gobierno que bombardea a su pueblo pero se preocupan por como tratar con la prevista masiva oleada de huidos del país a los que probablemente se les ofrezca el mismo trato denigrante que a todo inmigrante ilegal, tal como si su acto de emigrar sea tan libre y autónomo como decidir ir de viaje a una ciudad u otra para pasar las vacaciones de verano. En definitiva, mucho podrán decir nuestros líderes, aunque no es mucho lo que están diciendo, a favor de la democratización del mundo árabe, pero los que podemos observar es la misma estrategia de siempre, vigilar y cuidar nuestros intereses. Y tengan claro que hablamos de “nuestros” intereses, porque no se trata sólo de intereses de grandes empresas, sino de nuestros vehículos, nuestros aparatos electrónicos, nuestras bombillas y nuestra calefacción. Los gobernantes actúan como padres que no explican el porqué de sus acciones a sus hijos, pero que actúan por el bien de los mismos, en este asunto no podemos sólo culpar al modelo capitalista y a la presión de lobbys empresariales, estamos todos en el ajo. Todos vemos las revueltas en Egipto o Báhrein y nos alegramos por la apertura hacía la libertad, sin embargo en la gasolinera maldecimos la subida de precios. Nunca debiéramos restar responsabilidad al pueblo si vivimos en democracia, aunque la democracia sea, para bien o para mal, tan deficiente como es.

Lo que el pueblo y sus gobernantes debe tomar en cuenta es que, pese a que no sea conveniente intervenir en países extranjeros, alterando su idiosincrasia y pudiendo agravar la situación, en pro de principios morales, tampoco debe hacerse por motivos interesados tal como hasta ahora se ha realizado por todo el globo, perjudicando a personas de toda clase y condición y desvirtuando los principios en los que las sociedades modernas dicen sustentarse. Por ello conviene que Europa y EEUU busquen la democratización de Oriente Próximo y el mundo entero para después negociar por la obtención de los distintos recursos. En caso contrario simplemente crecerá el odio hacía occidente y el fundamentalismo que este tanto teme. Es también el egoísmo el que puede alimentar una pacifiación y democratización mundial, por utópica que tal estampa semeje ser. El desarrollo y el ambiente de libertad que reina (con todas sus oscuridades) en las naciones europeas es lo que permite que pueda darse una relación amistosa y una voluntad de unificación europea. Las relaciones entre países europeos distan mucho hoy de quedar abolidas pese a las consecuencias de la crisis económica, sin embargo, las relaciones con los países que ostentan gobiernos despóticos son y serán siempre muy inestables. Esta es la ceguera de occidente, violando sus propios dogmas ideológicos se vincula a grandes dictaduras que favorecen sus intereses, sin atender a los problemas en los que son partícipes y los enemigos que están cultivando en la sombra, Irán es el mejor ejemplo que pueda traer a colación.

¿Cómo dejar de apoyar gobierno despóticos si dependemos de su petróleo o de sus minas? Quizá la única vía sea variar el modo de cooperación cosmopolita que tan bien nos hace sentir por medidas más drásticas, cambiar el sistema económico, abandonar la dependencia energética mediante la austeridad, la eficiencia, alterar el modelo productivo, buscar la sostenibilidad y evitar negociar con sátrapas para poder alimentar nuestros lujos dejando sin alimento a los habitantes de las tierras que nuestras empresas expolian. Parece difícil, sin duda, pero ahora en Egipto parece que podremos realmente negociar con el pueblo el precio de nuestros intercambios, quizá la solución esté en dar voz a las gentes silenciadas y no colaborar en su represión. También el egoísmo, la búsqueda de seguridad y bienestar personal, puede colaborar en la construcción de un orden de justicia internacional.

lunes, 24 de enero de 2011

Polifemo, hijo de Poseidón

Polifemo, siguiendo la mitología homérica, es el terrorífico y grandioso cíclope hijo del dios de los mares, Poseidón. Este magnífico gigante de un sólo ojo habita una inhópsita caverna en la isla de los cíclopes que Odiseo (Ulises en la versión latinizada) y sus hombres visitan en su vuelta a Ítaca tras la guerra de Troya. En esa caverna encuentran los guerreros griegos un rebaño de grandes ovejas que inmediatamente son sacrificadas en orden a un festín bien merecido por aquellos valerosos y arduos luchadores. Polifemos, habitante de aquella estancia descubre el hurto que semejantes enanos han cometido respecto a sus bienes y decide encerrarlos en su cueva para ir alimentándose de ellos uno a uno, con una crueldad y una vileza sólo atribuibles a semejante criatura de proporciones monstruosas. Al fin Odiseo y sus hombres consiguen escapar tras haber dejado ciego al cíclope. Este pasea a su rebaño todos los días, inspeccionando con sus manos, no ya con su vista, sus lanudas pieles para evitar que sus prisioneros puedan escapar sobre ellas, pero estos consiguen esconderse en el lomo de las bestias, donde las manos del cíclope no llegan a curiosear (no cuestionaremos su capacidad para amansar a las pobres ovejas, intentar encontrar verosimilitud en las leyendas clásicas podría calificarse también como una actividad mítica). Una vez fuera de la oscura caverna, libres de las torturas del gigante y preparando ya las naves para la partida de la isla, Odiseo comete un grave error al vanagloriarse frente a Polifemo de haber sido él quien hirió su único ojo. Poseidón, padre del cícope iniciaría una dura y meticulosa venganza hacía Odiseo para impedir su retorno a casa.

Así, Polifemo, es como se denomina el conjunto de acciones que pretende llevar a cabo la compañía escocesa Cairn Energy, a través de sus filiales Medoil y Capricorn, en las costas valencianas. Se trata de realizar pruebas de sondeo para enconcrar pistas de posibles yacimientos petrolíferos para poder llevar a cabo posteriormente su extracción. Sus planes, proyectados en un plazo de seis años, consisten, en su primera fase, en la utilización de sondas marinas para encontrar las denominadas "rocas madre"(la que prorpociona su matriz mineral al suelo, según Wikipedia), almacenes o trampas mediante la utilización de envío y recogida de señales acústicas lanzadas mediante buques especializados. según indica la noticia publicada hoy en el diario Levante. Sólo a partir del quinto año, tras haberse realizado todas las investigaciones necesarias, será posible topar con plataformas plantadas en el mar en busca de extraer el material. Siguiendo la información que también ofrece el diario, esta primera fase de sondeo, que también podrá ser de utilidad para el mejor conocimiento científico de las propiedades químicas de la superficie terrestre del mar Mediterráneo en la costa valenciana, supone un riesgo para la fauna marina, concretamente, destacando el caso de los cetáceos (delfines y ballenas que por lo visto abundan en el golfo valenciano y sobretodo, en las Columbretes). Las ondas sísmicas enviadas para recolectar información interfieren en el sistema de comunicación ultrasónico que es tan conocido en el caso de los delfines, provocando la huida de rorcuales y de los mismos delfines por escasear sus fuentes de alimentación (de ello informa Las Provincias).

Frente a las consecuencias ambientales de las prospecciones las agrupaciones de pescadores de la Comunidad Valenciana han comenzado sus críticas y denuncias, temiendo que su trabajo se vea perjudicado y entorpecido por las actividades de los buques de sondeo que ahuyentarán la pesca de la zona. Las prospecciones no sólo pueden aportar una pérdida de diversidad marina o desequilibrios en la cadena alimenticia de los animales que vean desaparecer sus presas, provocando así no sólo pérdida de riqueza ecológica sino también perdidas económicas en el sector pesquero, que vive de las azarosas situaciones de la fauna marina y que por ello debe confiar en su protección y sostenibilidad, sino que también tales prospecciones, como en casos acaecidos en 2009 en Tarragona, pueden suponer escapes accidentales de fuel o aceite en la superficie marina.

La economía valenciana no sólo correría peligro en un sentido ambiental y agropecuario, sino también, turístico. La presencia de plataformas marinas es un buen motivo para evitar una playa como destino turístico, no buscan los aficionados al sol y al mar una instalación industrial que estropee el paisaje natural que acompañe al descanso, mucho menos cuando tales plataformas se asocian, y no irracionalmente, con peligros ambientales y estados poco salubres de las aguas, algo poco atractivo para el turista que pretende pasar buena parte de su tiempo a remojo.
Las prospecciones han sido aprobadas por el gobierno central en vistas a obtener una posible fuente de recursos económicos(no es necesario recordar que los hidrocarburos son una de las fuentes de poder económico más importantes del mundo, aportando riqueza a países del globo, como en el caso de los famosos emiratos árabes, que jamás habrían alcanzado sin la ayuda del petróleo tales niveles en el PIB ni tanta influencia internacional), pero tal aprobación central viene acompañada por un rechazo por parte de la Consellería de Turismo y de Industria de la Comunidad Valenciana. El gobierno valenciano se preocupa por sus costas, o por sus pescadores o, ahora podemos hablar sin temor a estar soltando falsedades, por el fuerte aporte económico que supone el turismo. Son consellers los que han denunciado las medidas del gobierno socialista pero apenas sin repercusión mediática más allá de canales, emisoras o periódicos autonómicos y sin el refuerzo de las grandes figuras políticas de la comunidad que no dudan en realizar actos públicos en contra de la actitud del gobierno central cuando es el caso del Cabanyal el que trastoca sus planes.

Necesario es ahora traer a colación el polémico asunto de las autonomías. Tenemos a asectores periodísticos muy afines al PP, e incluso personajes ilustres del partido como Aznar que cuestionan y critican con aburrida reiteración el modelo de los autonomías que nos dejó la Constitución. Se argumenta que el sistema autonómico permite agrandar las desigualdades entre territorios, no sólo económicas sino también políticas y judíricas, agrandando el déficit del conjunto del Estado y realizándose políticas regionales que desdicen las políticas centrales o viceversa, es decir, creando un caos político que impide consumar una verdadera unidad nacional. Como expresa hoy Javier Rojo, presidente del Senado, en El País, lo que probablementese esconde (y no se esconde tanto si uno decide ser adoctrinado a través de Intereconomía) detrás de estos argumentos es una añoranza de una España centralista que desdibuje todo intento por exaltar características culturales regionales o de encontrar modelos presupuestarios y políticos variables en distintos territorios del país. Lo curioso es que el propio PP, que critica a través de varios frentes este modelo autonómico no actúa en proporción a su criterio oficial y cae en los errores que tanto cuestiona, consiguiendo ayuntamientos y comunidades con el mayor endeudamiento o realizando contrapolíticas que boicoteen a las del gobierno central.

Podríamos entrar a discutir las ventajas y desventajas de un modelo autonómico que burocratiza más la administración del poder político y que conlleva grandes diferencias entre provincias de un mismo Estado, pero sólo realizaremos un aporte al debate utilizando el caso aquí hoy expuesto, en el que afortunadamente opinamos tal como hace el gobierno valenciano si acaso no sea por motivos diferentes (bien podrían los populares valencianos sólo querer llevar la contraria a un gobierno central hiper-bombardeado mediáticamente). En el asunto de las prospecciones petrolíferas vemos al gobierno central actuando por lo que él entiende por bien común y a una comunidad que se considera perjudicada y que va a luchar por encontrar algún medio legal para desembarazarse de su obligación estatal. Es una comunidad la que cuestiona aquí el modelo centralista, pretendiendo que determinadas cuestiones, como son aquellas que pueden resultar perniciosas para el medio ambiente y la economía de la zona, devengan de su propia voluntad y no de la del gobierno estatal. Se trata de un principio muy básico que consiste en no ser sometido a medidas o acciones que afecten a uno sin el consentimiento del mismo, y esto no es otra cosa que el pensamiento liberal, en mi opinión, un principio democrático y un principio ético que puede respetarse mucho más ampliamente gracias al modelo autonómico pese a los problemas que tal modelo conlleva. Siguiendo tal principio nada que haga daño a un territorio o a una zona debe ser justificado sin el permiso de los habitantes del lugar, por ello todavía no existe el tan cuestionado almacén temporal (gracioso el adjetivo al tratarse de residuos de vida milenaria) de residuos nucleares. Quizá, si aplicasemos un principio tan básico en un sentido más amplio, debiéramos reflexionar sobre nuestras acciones, simplemente al comprar un Ipad, o unas zapatillas o al conducir el coche puede que estemos perjudicando a alguien sin preguntarle su opinión. Por cierto, puede parecer un poco estúpido plantearlo, pero, ¿alguien le ha preguntado a los cetáceos de la costa valenciana?

Podemos decir que Odiseo, o el gobierno valenciano, ha sido castigado por su actitud chulesca, por su grito ególatra de auto-exaltación, y que Polifemo será ávidamente defendido por alguna que otra poderosa divinidad, ya venga de dentro o de fuera de la nación. Lo que no han aprendido todavía los dioses y los héroes (o los que creen serlo) es que sus acciones nos perjudican a todos, no sólo a esos pocos personajes que protagonizan las historias y leyendas o las portadas y titulares.

viernes, 21 de enero de 2011

El presidente de los Estados Unidos y el más alto dirigente del gobierno chino reunidos en una histórica visita a la Casa Blanca. Las dos grandes superpotencias que compiten por el control de la economía global acuerdan mantener un sano y beneficioso estado de paz y trabajo compartido. Estados Unidos seguirá ofreciendo deuda pública al Estado Chino, viviendo de sus acreedores orientales e importando, como todo país occidental, toda variedad de productos comercializables que son fabricados en enormes instalaciones de trabajo, abundantes en el país socialista, en el que, pese a su marcados tonos rojizos, los trabajadores siguen recibiendo una parte bastante humilde del pastel. Por su parte, China, con una moneda devaluada artificialmente mantendrá sus productos a un precio muy competitivo para el mercado occidental. Se firman acuerdos empresariales, militares, EEUU pide presión en Corea del Norte e Irán, potenciales enemeigos nucleares, pide revaluación de la moneda, para poder competir en un mercado chino en ebullición, y lucha, sin atender públicamente a estos asuntos, por poder atender a un mínimo de autosuficiencia en la obtención de las denominadas "tierras raras" o "rare earths", minerales inusuales que son esenciales para la fabriación de esos artilugios electrónicos sin los que la vida moderna carece de lógica, y que han permitido al monstruo chino alcanzar tal poder económico a base de crecer industrialmente colaborando enormemente en el consumo de energia y materias primas mundiales(es decir, extendiendo sus fuentes de recursos por toda Asia y Africa y luchando por acelerar su tecnología renovable para evitar el escalofriante consumo de carbón de sus centrales termicas).

En definitiva lo que hemos visto con esta reunión de calado internacional es una nueva imagen de poder y símbolo del mundo hiperdesarrollado y deformado en el que vivimos. Grandes masas de gentes constituyen entidades políticas que históricamente han heredado, manteniendo costumbres y propuestas de vida muy distintas, que en base a la ideología capitalista, y quizá, no quiero entrar en el tema, a la misma genética humana, han ido conformando una misma cultura global basada en unos principios muy básicos de los que el ser humano no puede desembarazarse, la lucha por los recursos y por la supervivencia, en este caso, supervivencia del bienestar, bienestar que a su manera, EEUU lleva protegiendo mediante sus actividades militares y su lucha encubierta en países de todo el globo por mantener gobiernos complacientes y benéficos con respecto a sus intereses, y bienestar que el gobierno chino, también a su modo, pretender alcanzar para sus ciudadanos, trabajadores y luchadores natos como no los hay en el mundo occidental.

Un detalle interesenta que entronca directamente con este asunto de la lucha global por el mantenimiento del nivel de vida y la lucha por los recuros pudo presenciarse en este encuentre entre Obama y Jintao. El presidente americano pide una férrea defensa de los derechos humanos, probablemente atendiendo a esas imágenes mentales que todos nos formamos al escuchar sus palabras, los presos políticos, como el ganador del nobel de la paz, que son encerrados por defender una democratización del país, los métodos excesivos empleados para luchar contra el crecimiento desmesurado de la población(lo cual plantea un problema que debiera seriamente tomarse en cuenta a nivel global, quizá debamos releer al olvidado Malthus), o la conocida represión ideológica a la que se somete a cualquier medio de comunicación en China, como el famoso caso de censura a Google. Pese a esta crítica a la política dictatorial china, realizada en las mismas narices de su más alto dirigente, las buenas relaciones, los acuerdos, tratos y demás no pueden abandonarse. Una cosa es que cuestionemos un modelo político de un país ajeno, otra muy distinta que a causa de ello perdamos la oportunidad de obtener suculentos beneficios.

Hasta cierto punto, es lógico y defendible, no soy un gran amigo de la realpolitik, y discutiría muchos asuntos con Maquiavelo si supiese italiano(y siguiese vivo, claro), pero no puedo dejar de conceder que un rechazo del modo de gobierno de otras naciones no necesariamente debe impedir que se realicen un mínimo de operaciones con respecto a las mismas. Sería maravilloso poder atender a nuestras necesidades económicas sin la ayuda de países ajenos, menos aún cuando estos son ejemplos de gobiernos autoritarios y represivos, pero, aunque este sea un objetivo a alcanzar, no se podrá llegar a él si no aceptamos la necesidad previa de colaborar con estos. Lo que no se puede hacer es utilizar el argumento de la ética para justificar acciones como la guerra de Iraq o el embargo de Cuba y luego negociar con gañanes como Gadafi u obviar el radicalismo islámico de Arabia Saudí. La colaboración con gobiernos de orden dicatatorial sólo debe atender a necesidades u objetivos primarios para la sociedad, evitarse en lo posible y justificarse por el beneficio que puedan ofrecer a los pueblos que sufren tales gobiernos, además de estar acompañados de duras críticas a sus políticas y tretas o amenazas políticas en busca de su abandono. Nunca jamás deben realizarse colaboraciones, pese al beneficio que nos reportan, en situaciones como las de Nigeria, país en el que Exxon Mobil extrae petróleo sin atender a los enormes probemas ambientales que crea a la vez que unta a un gobierno corrupto con un dinero que la sociedad nigeriana apenas percibe. Tampoco el beneficio económico debe influir en situaciones de conflicto como la del Sáhara Occidental o los países latinoamericanos que parecen verse amenazados por golpes de Estado como los que han caracterizado la lucha de la CIA por una Sudamérica sumisa en décadas previas.

Puede que las buenas relaciones con grandes potencias como China sean inevitables, tenemos la capacidad y el derecho a cuestionar sus acciones, pero también el deber de evitar un conflicto que se supondría de dimensiones aterradoras, por supuesto, la ineludible necesidad de mantener un sistema de bienestar y una economía que lo sustenta que impide olvidar la necesidad de colaboración global. Es probable que, como en Túnez, un acercamiento al modelo capitalista haya supuesto una buena dosis de teoría democrática, también en China, como en todo el mundo, la lucha por la igualdad y la justicia siguen modelos de origen occidental, pues no en vano somos nosotros los padres de la democracia(por corrupta y mal ejercida que esté), sin embargo, ello no justifica una filosofía mundial de progreso desbocado y descontrolado. Debíeramos, también a nivel global, por difícil que resulte(tenemos la Torre de Babel como precedente de fracaso), reflexionar por el camino que hemos ido siguiendo hasta ahora, y que nuevas direcciones tomar. La población mundial crece a ritmos frenéticos, las luchas por los recursos y los desastres ecológicos son estadísticamente hoy una niñería comparado con lo que se prevee para mañana.
Busquemos soluciones a los problemas que nos afectan a todos, frenar esta necesidad de dependencia de recursos ajenos y recursos finitos para poder así convivir en un contexto de equilibrio material que permita evitar altercados y enfrentamientos entre pueblos y naciones, dejando también de este modo crecer la democracia y el verdadero bienestar en aquellos lugares donde el miedo, la escasez y la miseria es motivo del abuso del poder.

sábado, 8 de enero de 2011

También la lluvia

Comenzamos vislumbrando al inicio de esta atractiva película unas largas colas pobladas de gentes cuya apariencia ya denota su nivel de vida, humildes personas dedicadas al trabajo duro en empleos temporales o en el trabajo en el campo para satisfacer sus necesidades de un modo mínimamente decente. Quieren participar como extras en una película que se va a rodar en las inmediaciones de la ciudad de Cochabamba, Bolivia, y ganar así dos míseros dolares al día. Los protagonistas de esta película son ellos, aunque los contemplemos muchas veces desde fuera, callados, mudos, lejanos, pues indudablemente la mirada es extranjera, europea podríamos llegar a decir, algo contaminada, pese a sus buenas intenciones y bonitos deseos, del etnocentrismo primitivo que impregna la civilización desde su nacimiento. Nosotros miramos a estas pobres gentes en su lucha, lucha extraordinaria, al enfrentarse a su gobierno y a los intereses de una gran empresa transnacional, y a su lucha ordinaria y cotidiana que es la de, como expresa Daniel, personaje clave de la película, sobrevivir.

Para ello, para dirigir la mirada a ese enorme conflicto social producido en la ciudad de Cohcabamba en el año 2000, el caso de la ley 2029 que implicaba la privatización de la distribución del agua en beneficio de la multinacional Bechtel, incluyendo la absurda e irritante prohibición de la recogida de agua de lluvia, Icíar Bollaín utiliza a personajes con los que encontramos fácil identificación. Sebastián, un entusiasta director mexicano, y Costa, un espléndido Luís Tosar interpretando a un productor dispuesto a realizar piruetas por llevar el rodaje de la película que ambos manejan adelante. Bolivia es un lugar excelente para rodar, el precio a pagar a los extras y trabajadores es mínimo, y tratándose de una película histórica que relata la actividad de Colón en su llegada a América, la abundancia de indígenas, pese a que sean de una etnia totalmente distinta a la que topó Colón y en una zona geográfica muy distante, resulta muy atractiva para los bolsillos poco llenos de Costa. Destacan también la presencia de los actores (actores que interpretan a actores con excelente naturalidad) que interpretan a Bartolomé de las Casas y Antonio Montesinos, primeros misioneros que denunciaron la explotación india, así como el protagonista, Cristobal Colón, o Antón, apasionado de la actuación con problemas familiares que no se desprende ni un momento de la botella y que destaca por su cinismo con respecto a sus compañeros.

Bollaín, y Paul Laverty, guionista del film, nos introducen en los entresijos de una producción cinematográfica realizada in extremis, en unas condiciones muy precarias pero de un interés enorme, planteandóse en ella una denuncia histórica al abuso imperialista español sobre los indígenas americanos motivado por un afán ambicioso y fundamentado sobre la Iglesia católica. Para que esta película, de la que vamos entreviendo escenas y momentos perfectamente rodadas, de una calidad artística que hace nacer el deseo de poder ver realmente la película finalizada con independencia de la película que se esta viendo, se lleve a cabo, sus creadores deben caer en técnicas muy semejantes a las que pretenden criticar, pagando lo mínimo a sus trabajadores mientras ellos se atiborran de buen vino y comida y obviando cuestiones vitales en la vida de sus compañeros indígenas en vistas a la consecución de sus objetivos. La película sabe mostrar esa actitud etnocéntrica que incluso el más ingenuamente idealista Sebastián, el director de la película, ostenta frente a la construcción de su obra. Daniel, el extra contratado para interpretar al primer indio quemado en una cruz como castigo por no seguir las órdenes españolas, está entrometido en las manifestaciones contra la nueva ley que privatiza el uso del agua y que impide que las gentes de su localidad tengan su propio pozo para propio abastecimiento. El productor de la película, incapaz, en un principio, de atender a la importancia de las causas que mueven a su rebeldía a Daniel intenta una y otra vez que este continúe sano y salvo y sin crear complicaciones, estrechando lazos, entre unas escenas y otras, con él, y con su hija, quien también cumple cierto papel en el film.

También la lluvia no explica muy bien que es lo que ocurre, al menos a nivel político, o por decirlo de otro modo, a nivel teórico. Emocionalmente quedamos bien servidos, y es muy claro que la idea a transmitir es que debido a una situación injusta el pueblo se une y se rebela. La guerra del agua, aunque importante debido al factor denuncia concreto que tiene la película, es realmente bastante irrelevante y podría haberse sustituido por otra situación conflictiva cualquiera. Lo verdaderamente esencial para sostener la magnificencia de esta película que se presenta, a mi entender, como clara candidata a mejor película española del año, es el paralelismo formulado entre el mensaje de la película que se está rodando y la situación vigente en el contexto de su rodaje. Como hemos dicho, pese al paso del tiempo, a la interiorización de los ideales de igualdad y justicia, y a las buenas intenciones, nuestros protagonistas siguen encontrando dificultad en empatizar con sus trabajadores bolivianos, meros medios para un mayor fin, encontrándose en una análoga situación a la de sus antecesores conquistadores, si bien, en determinado momento, Costa y Sebastián, productor y director, sufrirán el conflicto moral y emocional de tener que elegir entre su película o la solidaridad, entre cumplir un proyecto largo tiempo ambicionado u ofrecer la ayuda necesaria a alguien que ya es un amigo. Se muestra con valentía y gran maestría como la conquista de América no ha finalizado, como la conquista es aún presente, compartida hasta por los más indiferentes y los más concienciados, si antes eran coronas y señores, hoy serán mercados y multinacionales, si antes el oro y los alimentos exóticos, hoy los recursos más vitales, la rapiña y el saqueo no han acabado sobre una cultura y un pueblo que ya bastantes problemas internos posee.

Sin duda lo más interesante de También la lluvia, obviando ese interesante y moralizante paralelismo que se realiza entre la conquista española y los conflictos modernos en el país Boliviano (fácilmente generalizable a otros ámbitos sudamericanos) es el planteamiento de muchas de las escenas en las que Bollaín nos muestra como es esa película que se está gestando, y cuál es su proceso de gestación. Podríamos hablar, pues, de dos temas distintos entrelazados entre sí en esta película, uno el tema social e histórico, con su buena dosis de denuncia, y otro que muestra la bella construcción del cine. Como dijimos, podemos a través de esta película entrever algunas escenas rodadas de una segunda película envuelta en el interior de esta, llenas estas de un esplendor propio, pero además, muchas de sus escenas se nos ofrecen en los ensayos de sus actores. Podemos entonces observar como Colón y sus hombres hollan por primera vez las tierras vírgenes de América, mientras plantan no una cruz en nombre de la religión de su patria y la grandeza de su monarquía, sino una sombrilla en pleno almuerzo. Así, a través de espectaculares escenas ambientadas en la época, o gracias a este interesante doble uso de la narración, manteniendo una historia dentro de otra con originalidad, nosotros disfrutamos de dos películas, una que debe quedar suspendida pese a su enorme interés, y otra que nos atrapa por su relación con la realidad más dura y doliente que se presenta en muchos lugares de ese no ya tan nuevo mundo.

También la lluvia es una incisiva crítica con muchas dianas a las que disparar, no sólo transmite la brutalidad que supuso la privatización del agua en Bolivia, sino también, conducidos por los íntimos momentos de rodaje de una película, con toda la magia que estas suscitan, se denuncia una preponderante conciencia aletargada y distante que, como demuestran los hechos del film, puede cambiar y despertar ante el ensordecedor ruido de la injusticia.

martes, 21 de diciembre de 2010

Adiós CNN+

Haciendo zapping llegué por casualidad a CNN+, emisora en la que se me aparecía un presentador de un programa de debate político y de actualidad que despedía a su audencia para siempre. Este tipo, al que después pudimos observar escapándosele alguna lagrimita mientras entablaba los últimos comentarios posteriores al programa con sus compañeros, era José María Calleja, encargado de dirigir ante el público el programa, ya muerto, El Debate Semanal. CNN+ echa el cierre, Telecinco, o Mediaset, propiedad de Berlusconi, emplazará a muchos de sus trabajadores en su agencia de noticias Atlas. Sogecuatro, una escisión de Sogecable que consistente en los canales de TDT pertenecientes a Cuatro (y a Prisa en última instancia) ha sido fusionada con Telecinco, de Mediaset(qué lío), con ello, Telecinco, el mayor productor de telebasura nacional, se hace con siete canales de TDT. De este embrollo la peor parada ha sido CNN+, nacida como una cadena semiespañola al poseer la mitad de su capital Prisa y la otra mitad la empresa norteamericana encargada del CNN original, Turner Broadcasting-Grup Time Warner. En este juego de fusiones, ampliaciones de capital y demás parafernalia propia de la economía empresarial a gran escala, CNN+ ha quedado excluída, no interesando a Telecinco por su coste y escasa rentabilidad. En un principio se consideró que Prisa podría seguir manteniendo la cadena, cuyos informativos compartían equipo de redacción con los de Cuatro, pero al pasar Cuatro a manos extrañas CNN+ ha sufrido el abandono de sus sustentadores.

Lo cierto es que, pese a estar yo medio dormido, viajando por ese fascinante y grotesco mundo televisivo aquella noche, la despedida de Calleja me resultó muy emotiva. Aquel buen periodista, cuyo trabajo había quedado íntimamente ligado a la cadena durante largo tiempo (no sé cuánto, todo hay que decirlo), se encontraba en la tesitura de tener que abandonar lo que podría ser prácticamente su hogar para pertenecer a una agencia periodística diferente o buscarse las castañas en otros lares, camino que por lo dicho, parece que decidió tomar. Algunas compañeras dedicaron unas escuetas palabras, pequeños discursos fúnebres, para elogiar el valor de una cadena que se iba para siempre. Una entre ellas mostraba su desacuerdo ante la tragedia que supone el verse implicado en un gran movimiento empresarial como ante un designio divino, ante cuyas causas y consecuencias uno no tiene nada que hacer o decir, otra cuestionaba el panorama derechista y "nacionalcatólico" que la TDT dejaba a sus espectadores.

No se equivocaba esta última en absoluto al describir la TDT como un mundo del que la derecha española ha sabido apoderarse. Con la caída de CNN+ no sólo perdemos uno de los pocos canales de calidad que conformaban el nuevo panorama televisivo, sino que dejamos sin competencia ideológica a todos los canales centrados en la transmisión de información y la divulgación de debates y discuciones en torno a los problemas sociales, políticos y económicos el país. Veo7, o El Mundo hecho televisión, aún permite en sus tertulias que invitados de diverso color y doctrina participen en la discusión, pero, dejando de lado una Libertad Digital que por suerte no cosecha excesivo éxito, la gran triunfadora, Intereconomía, está constituyendo todo un fenómeno cultural de nuestro tiempo, despertando el afán conservador español y adaptándolo a las nuevas tecnologías. Con Intereconomía tenemos una suerte de Fox News a la española, con su toro incluido, un modelo de periodismo que no tiene reparo alguno en marcar ideológicamente de forma descarada absolutamente toda su programación y su modo de tratar las noticias. Gracias a la TDT el neoconservadurismo (porque de liberalismo nada) obtiene hoy un nivel de audiencia espectacular, alterando ligeramente la información objetiva y lmitando la pluralidad de opiniones en sus debates.

Intereconomía supone también un motivo de interés por ser la primera emisora que permite que la derecha política, en un intento de aplicar todo método posible para adoctrinar a su público, utilice viejas fórmulas progresistas que eran propias de los medios de comuniación de cariz más progresista o menos radical. Si hasta ahora podíamos ver programas de humor que centraban su atención en la política, y principalmente, en el PP (pensamos en CQC, El Intermedio o incluso Sé lo que hicisteis), Intereconomía vuelca su sátira contra el gobierno socialista de una manera brutal y despiadada, tan excesiva que resulta repugnante, y, esto quizá por culpa de sus humoristas, en absoluto divertida. Este programa de humor titulado Los clones semeja ser un intento truncado de la derecha conservadora por alcanzar la jovialidad que caracteriza a una izquierda (o no necesariamente izquierda, simplemente una vertiente no radical y cerrada) capaz de reírse de la moral que representa esta cadena.

Ante el desprestigio generalizado que supuso para la derecha la última legislatura de Aznar, la guerra, el Prestige, el 11 M y demás, Intereconomía ha conseguido, además en un contexto de fragilidad de un PSOE que se ha dejado entender como muy poco competente ante la crisis, que la ideología más radicalmente conservadora, más xenófoba y tradicionalista, tenga un medio de éxito en el que obtener combustible y en el que dar pábulo a la polémica y el patrioterismo barato. Todos los temas sensibles de la actualidad son tratados con una simpleza y cerrazón vergonzosas en este lugar. Esto supone algo ante lo que muchos nos sentimos impotentes, o, cínicamente, divertidos, la estructuración de un discurso oficial derechista a través de propaganda y publicidad ridícula que pretende ensalzar ideales arcaicos frente a los nuevos modelos de sociedad. También, supone esto un caudal de dinero hacía Intereconomía, que ha sabido lanzar el anzuelo a un estanque repleto de peces dispuestos a picar. La utilización de ideología como estrategia para captar lectores o espectadores no es para nada una exageración en un mundo en el que prima el negocio ante los principios, y tampoco, necesariamente, supone la hipocresia, pues es compatible con la asimilación de la ideología vendida. Algunos hemos creido ver cierto afán comercial tanto en la manía persecutoria que tiene el sensacionalista Público (y Sexta Noticias) por Aznar como la exaltación de la heterosexualidad en Intereconomía, entreviéndose hábiles estudios de mercado en la conformación de sus editoriales.

Quizá lo último aquí expresado sea realmente exagerado, y pese al atino comercial de tales medios de comunicación su ideología no dependa de su intención de ventas, y esto, probablemente, porque dependa de otros intereses más importantes. En cualquier caso, avistado ya el nuevo conservador moderno, aquel que fabrica Intereconomía en una población sensible y débil ante ideas populistas que siempre han sabido calar en los sectores más básicos de la sociedad, nosotros acabaremos nuestra reflexión despidiendo con tristeza a CNN+, única emisora de noticias que mantenía, incluso con respecto al noticiero de Cuatro, su hermano, cierta dignidad y honradez. También dejaba entrever, como es lógico, una inclinación ideológica, socialdemócrata y liberal, pero nunca se dejó guiar por otro dogma más que por el de la calidad periodística. Sólo en CNN+ las noticias internacionales cobraban mayor peso en un mundo periodístico(el de la televisión) en el que lo nacional siempre es absoluto protagonista(fijénse en que sólo en la televisión los asuntos internacionales carecen del peso que poseen en otros medios como la prensa escrita). Sólo en esta cadena las noticias eran tratadas con un mínimo de rigurosidad, sin falacias ni sesgos, dejando la opinión para el momento de la opinión, e informando en cualquier momento del día al buen espectador. Se va la que ha sido la mejor cadena de noticias que ha existido en una España mucho más preocupada por las últimas excentricidades de la casta formada en el seno de la poderosa y berlusconiana(buen adjetivo) Telecinco.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Lo que simboliza Wikileaks, su valor y sus peligros

Wikileaks supone un hito histórico. Sus acciones son los actos de desobediencia civil de nuestra era. Las distintas etapas y contextos históricos han permitido la formación de ideales, políticas y concepciones de la organización social que distan del poder establecido y proclaman un cambio, una revolución, siendo, en el seno de las democracias modernas este tipo de revueltas ya sólo una petición de cambios muy concretos, y a menudo, independientes del todo político, o posibles sin necesidad de una reforma o mutación del sistema en el que se darían. Quiero decir que, y demos gracias, hoy las revoluciones en occidente carecen de la violencia y la radicalidad con que nacieron como concepto de revolución política y los únicos actos de reniego de la ley impuesta o masiva crítica del modelo tratan cuestiones internas de un modelo que en general no es cuestionado, excepto por minorías que tampoco proponen modelos organizados más allá de una teoría difusa que no abarca muchos aspectos importantes que deberían quedar abarcados, sino que estos movimientos de revuelta se reducen a protestas, las más de las veces, legales, institucionalizadas y entendidas como mecanismos de ejercicio de poder dentro del modelo imperante, cuyos temas, u objetivos a alcanzar, son cuestiones, como dijimos concretas, de dirección interna del mismo modelo, y que no se sustraen a un ámbito previo a la instauración del modelo.

Sin embargo, el modelo resulta aún para muchos incompleto o hipócrita, en el sentido, esto último, de que el modelo no cumple en la práctica con los preceptos en los que teóricamente se amolda, o con los compromisos a los que se somete públicamente. Así, muchas de estas revueltas, manifestaciones, críticas, movimientos, protestas y denuncias al poder establecido no sólo cuestionan las políticas tomadas desde una posición opuesta, es decir, pretendiendo que la política sea revisada y tomada en una dirección contraria, sino que se sitúan más allá de la dirección a tomar y cuestionan el modo en que se toma la decisión. Estas revueltas son, por tanto, originadas por unos colectivos que se insertan, con menor o mayor homegeneidad en esas minorías antes mencionadas que cuestionan el paradigma y que bien pueden quedar ejemplificadas en movimientos en pro de la democracia parcitipativa o movimientos antiglobalización, sean violentos y actúen en la ilegalidad o siendo partícipes de la discusión democrática utilizando las armas legales disponibles.

Una protesta que comparten muchos de estos movimientos que pretenden un cambio de sistema y que puede ser compartida desde perspectivas radicales y moderadas, incluso aquellas que rechazan muchos de los puntos defendidos por estos movimientos internacionales de política contestataria urbana, es la crítica al modelo de democracia en el que el concepto de democracia queda desvirtuado. No exclusivamente puede entenderse como una petición de democracia participativa, de implicación ciudadana en su máxima expresión a través de la votación continuada sobre todo tipo de cuestiones o la formación de instituciones cuyos mecanismos permitan la influencia del pueblo en el mayor número de cuestiones políticas posibles, no sólo es esto, también es una crítica a la perversión de lo que significa democracia representativa, que también es democracia, poder del pueblo, y no aristocracia u oligarquía, que en mi opinión pueden entenderse como sinónimos. Para entender esto hay que diferenciar entre una posición democrática más propensa a la participación activa y directa del ciudadano y otra posición democrática en la que se defiende la cesión del quehacer político a un colectivo o grupo de dirigentes, que, no olvidemos, representa las pretensiones y preferencias del pueblo que los ha elegido como tal, no nos confundamos, democracia representativa implica desvinculación parcial de lo político por parte de aquel cuyo oficio no sea la política, pero no desvinculación total, y en ese sentido, también se le puede dar el título de democracia participativa, pues sin participación del pueblo en la elección de gobernantes y legisladores, así como en la elección de su supresión y sustitución (en su supervisión), no hay democracia.

Y en esta tesitura aparece Wikileaks promoviendo una nueva revolución que no desmorone el modelo instaurado pero si lo reconstruya y lo modele hacía el ideal de la participación ciudadana, no rechazando la representación, pero sí arduamente denunciando el abuso de poder que desde esa representación se está realizando. ¿Qué abuso de poder es este? El ocultamiento y silenciamiento de hechos políticos relevantes que afectan al pueblo y de cuya opinión última sólo es posible encontrar posicionamiento y reacción. Wikileaks roba al poder aquellos documentos clasificados que contienen vastísima información sobre las actuaciones de ese poder, que recordemos, es mero representante del poder fáctico del pueblo que se somete al mismo, y que describen, esos documentos, las visiones y perspectivas que se tienen con respecto al resto de poderes estatales que hay en el mundo.

Así, Wikileaks, hablando ya en términos más concretos, denuncia este ocultamiento de información, sino que además cuestiona lo que esta misma información nos dice sobre el modus operandi del poder. Primero fueron archivos sobre Afganistán, y posteriormente sobre Iraq, los que confesaban al mundo el número real de victimas que cotejaba el gobierno que promovió tales guerras, y las inexistentes medidas adoptadas contra casos conocidos de flagrante ilegalidad e inmoralidad. Pero ahora nos deslumbra y aturde de nuevo esta organización activista con nuevas informaciones sobre el modo de actuar de las embajadas de EEUU, teniendo una oculta función como recabadora de información, y se nos consciencia sobre los asuntos tratados por el gobierno respecto a los países tanto aliados, como enemigos. Conocemos entonces la opinión que numerosos funcionarios del gobierno dan de los mandatarios de otras naciones, europeos o no, aliados o no, información cuya última utilidad es conocer las posibles amenazas, no exclusivamente a la seguridad, sino también a los intereses económicos o estratégicos de EEUU, así como también nos informamos de las conversaciones secretas que implican a aliados árabes del país respecto a la amenaza militar de Irán.

Wikileaks, pues, realiza dos denuncias en una, primero, con el apoyo de poderosos medios de comunicación, difunde informaciones que dentro del modelo van a ser cuestionadas, pretendiendo un numeroso colectivo del conjunto de la población que la política se direccione en sentidos opuestos (del mismo modo que otro amplio colectivo considerará válidas estas direcciones políticas cuestionadas por Wikileaks), y por otro, cuestiona el modelo representativo en el que el pueblo queda exento y apartado de las cuestiones políticas de mayor relevancia, si acaso no es abolutamente engañado sobre las mismas, lo cual implica y prescribe mayor transparencia y mayor conocimiento y, por ende, participación ciudadana.

El problema al que se enfrentaría esta concepción de lo político, y Wikileaks, es a la concesión democrática al poder (al representante) del derecho a ocultar información, siguiendo su propio criterio, en vistas a la seguridad y defensa del conjunto de la ciudadanía. Esto no significa la concesión prepolítica de la que hablaría Hobbes en el caso de la instauración de un Estado absoluto por sumisión voluntaria de sus miembros a un poder pacificador, el Estado moderno parte de esta concepción, pero se articula también conforme a ideales de libertad e igualdad que permiten que este poder pacificador, esto quiere decir, dador de leyes, respete unos concretos derechos adscritos al ser humano y que sea constituido, realizado y llevado a la práctica por el poder soberano, entendido este como el pueblo. Se trata entonces de la posibilidad de que este poder soberano permita este tipo de actuación política, o este modelo que implica cierto grado de ocultación al poder político representado y cierto grado de actuación política secreta respecto al resto de naciones conforme a principios de protección. Esto en definitiva sería desconsiderar los medios utilizados en beneficio de unos fines deseados, que es el mismo procedimiento llevado a cabo por Wikileaks, que desestima su propio oscurantismo interno para ofrecer una crítica mordaz al oscurantismo político.

Tenemos, por lo visto, dos cuestiones abiertas, una, la posibilidad de que la defensa democrática de Wikileaks sea democráticamente desprestigiada, y por otro, la propia contradicción en la que cae Wikileaks al proponer modelos que como organización no cumple, lo cual, pudiendo manchar el nombre de Wikileaks y sus actos, no resta ninguna credibilidad o legitimidada su mensaje, que siempre debe quedar interpretado, si es un mensaje ético o político, en tanto que ético y político, de forma independiente a su origen contingente. En definitiva, lo que encontramos es un Estado democrático que incumple su naturaleza democrática conforme a un objetivo que queda por encima, la seguridad, y una organización activista que incumple, con la ley, el proceder habitual de las organizaciones activistas, y sus propias prescripciones, por un objetivo que también queda por encima, la verdad para el pueblo, o la democracia sin concesiones.

Lo que queda, pues, son dos valores últimos enfrentados, o dos conjuntos de valores y concepciones de lo correcto y conveniente, que en el contexto de la democracia (pues estamos partiendo siempre en este texto de la democracia como institución admitida y consolidada) pueden ser aceptados o rechazados, y que no implican ninguno necesaria conexión con la misma. Desde unas posturas podemos entender que la seguridad, valga lo que valga, está por delante, y por ello precisamente la democracia y el Estado y no la anarquía, y por ello también el derecho a ocultar y mentir. Desde otras posturas la verdad y la transparencia son valores esencialmente ligados, no al Estado, pero si al Estado democrático. A esta última postura pertenezco yo, que considero que la democracia no es tal si mediante sus propios mecanismos (como vimos, dentro de la misma, por votación directa o indirecta de una ley o norma que así lo permita o por el permisivismo ante el ejecutivo que sin apoyo jurídico sin embargo lo realice) suprime el derecho a conocer los asuntos del gobierno que son los asuntos de todos. Pera esta concepción es más utópica que realista, y causa carcajadas en un contexto de superpotencias fuertemente armadas cuyos pilares estratégicos en lo referente a defensa son administraciones centradas en el espionaje y en la recopilación de información crucial sobre todo enemigo virtual. Y es que, si el pueblo conoce esta información vital, el posible enemigo, también tendrá acceso a ella, y la información, lejos de resultar estratégica y defensiva, será vacua, o incluso peligrosa. Sin embargo, precisamente por ser esta realidad tan ingrata, cuando los valores que se contemplan, no sólo en el imaginario del ciudadano progresista, sino en muchas de las instituciones políticas ya existentes, aunque de modo rudimentario (Como la ONU, Su Corte Penal Internacional, su Declaración Universal de los Derechos Humanos, etc, cuyos valores son encomiables pero cuya estructura sigue siendo jerárquica y otorga poder de decisión a unos países en tanto que históricamente consiguieron un papel protagonista), se hacen realidad, estos valores citados, a través de las acciones de Wikileaks, uno siente esperanza en un futuro en el que los valores que dieron alcance a la democracia nutran la colectividad política de occidente y contagien aquellos territorios no democráticos, permitiendo una progresiva desmilitarización y una participación política pacífica y participativa en la que no sea necesario ocultar información por seguridad.

Pero, volviendo a la realidad, también, aparte de esperanza, Wikileaks provoca miedo, pues sus acciones, destinadas a movilizar a la población por la búsqueda de la verdad y el conocimiento total de las acción política que ellos sustentan como soberanos, no atienden demasiado a sus posibles consecuencias en un mundo planteado tal y como hemos expresado, en el que estos actos cuyo fines éticos y políticos pueden trocarse en la conformación de nuevos conflictos bélicos que impliquen una re-legitimación de la política ocultista y democráticamente antidemocrática. Precisamente, como dije en el primer párrafo, este es el problema del cuestionamiento del modelo dado, que en la teoría de un nuevo modelo quedan inabarcadas cuestiones que necesitan serlo, como sería en el caso de una total transparencia de los órganos de seguridad americana, su debilidad militar frente a amenazas certeras y cercanas, y su incapacidad, y aquí está la respuesta a la primacía eterna del componente militar en las relaciones entre Estados, para proteger los intereses americanos, incluso aquellos más básicos que no supongan la necesidad, siendo que esa necesidad existe hoy día en todo occidente, de contar con los recursos de otros territorios.

En conclusión, Wikileaks puede, quizá, suponer un antes y un después en la conciencia ciudadana respecto a su poder político real y su capacidad para ordenar la política y las instituciones a contracorriente, pero, precisamente por ser esta dirección escogida, a contracorriente, lo más probable es que la fuerza de la mayoría despolitizada o políticamente cercana a las ideas de modelos estatales absolutos que organicen los asuntos militares sin consentimiento ciudadano, se sobreponga y convierta estos hechos en meras anécdotas en la historia. También, siendo pesimistas, es muy probable que los conflictos existentes se encarnicen por la poca conciencia de responsabilidad que maneja Wikileaks al actuar tal como lo hace. Lo necesario, si se siguen las concepciones éticas y políticas que maneja Wikileaks, y se denuncia no sólo el ocultamiento de la verdad, sino también la actuación interestatal entendida como relación de sujetos libres virtualmente enemigos (Amigo-enemigo según Carl Schmitt), defendiéndose una organización de Estados supeditados a una legislación común (del mismo modo que de la libertad natural humana, supuesto estado de guerra virtual, se pasó a una legislación común pacificadora que contentase mínimamente a todas las partes, esta relación podría ser transpuesta al ámbito de los Estados nacionales, tal y como está progresivamente ocurriendo en sus agrupaciones interestatales y en sus pactos y tomas de medidas pacíficas y conjuntas a sus problemas), o, dejando de lado la soñadora visión de una legislación común, quedando los Estados unidos, todos ellos en defensa de ideas y valores democráticos y pacíficos, lo necesario, decíamos, es encontrar aquellos elementos aquí esbozados que impiden la realización de tales ideales. Así pues, si queremos acabar con los secretos de Estado, habrá que acabar con la amenaza enemiga, y para ello, obviando problemas de índole cultural y religiosa que tienen fuerte influencia y compleja solución, también han de solventarse los conflictos que nacen de una situación histórica injusta y aquel motivo principal de lucha entre pueblos, la riqueza, los recursos y todo aquello que permite no sólo la existencia, sino un determinado nivel de calidad de la existencia. Enfrentarse a estos problemas, y no mantenerlos utilizando la fuerza para defendernos de sus consecuencias, sería la verdadera propuesta a largo plazo de la que se debe tomar conciencia y que cuanto antes debe comenzarse si no se quiere eternizar un estado mundial de guerra, mentiras y tiranía.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El paradójico y atemorizante movimiento por la libertad

En las elecciones legislativas norteamericanas triunfa el movimiento del Tea party que queda acogido bajo los amables brazos del republicanismo más radical. La izquierda (dirección política, que en su significado más básico y natural, es bastante mal vista en el contexto general) pierde toda su credibilidad, o, para ser consecuentes con las creencias populares del nuevo movimiento político, su legitimidad. Las ideas de equidad social o redistribución de riqueza quedan solapadas y desahuciadas por una vuelta a las raíces liberales que muy estratégicamente quedan simbolizadas con el hisórico movimiento de la revuelta del té norteamericana (o para no ser anacrónicos, inglesa), añadiéndose bajo esta sabia elección de slogan los valores de patriotismo americano y, esto ya no creo que con validez consecuencialista, el conservadurismo moral y militar.

Lo que ha quedado desprestigiado tras estas elecciones no es realmente una izquierda política que en Estados Unidos apenas ha tenido visibilidad en la sociedad y cuyos únicos representantes de mayor renombre son Noam Chomsky, Michael Moore y la emisora de radiotelevisión Democracy Now, cuya principal cabeza visible es la reportera Amy Goodman. Lo que ha sido totalmente rechazado no ha sido esta izquierda que apenas se hace un hueco en la nación capitalista por excelencia, aunque los pertenecientes a tal adscripción ideológica sean los más perjudicados, la verdadera fuerza política perjudicada no es otra que la que forman los miembros del partido demócrata, miembros moderados de una derecha liberal que, ahora aún más con Obama al frente, se encuentran a menor distancia de esta izquierda mentada, atisbándola aún en un horizonte inasumible. Pero obviemos estas simplificaciones ideológicas en las que caemos al intentar agrupar a determinados elementos políticos en una corriente común que bien puede presenter múltiples caras y analicemos lo ocurrido: La derecha más potente y organizada, bajo los ideales de menos Estado y más América(en tanto que esta no quede contaminada por presencias extranjeras, si acaso América puede ser algo que no parta de presencia extranjera) se está imponiendo, no sólo en los medios de comunicación, sino en los cargos políticos que toman las decisiones más relevantes de la sociedad americana.

Podemos, primero, estudiar las causas y consecuencias de esta situación, pero es sin embargo tarea digna de valiente sociólogo experto en política, y muy a mi pesar, tan sólo podré divagar sobre las posibles causas y consecuencias, y no sin la ayuda de ciertas lecturas en la prensa extranjera. La principal causa de esta victoria de la derecha puede encontrarse en que la derecha siempre ha sido campeona en un país en el que en realidad un presidente afroamericano que propone medidas de protección social y redistribución es una anomalía. La derecha, la más potente y radical, la que no ha escondido su faceta imperialista, sus buenas relaciones con el mundo corporativo y empresarial, la de Nixon, Reagan o Bush, siempre ha sido la que ha caracterizado y dotado de personalidad, en el sentido político, a Estados Unidos. Por supuesto, no podemos reducir al poderoso país a una única visión de lo político y la todavía reciente victoria de un demócrata acusado de comunista por los temerosos de los impuestos y la redistribución lo demuestran. Pero la sociedad tiende a polarizarse y viviendo la sociedad americana una dura crisis económica, con altas cifras de paro(que ni por asomo se acercan a lo que vemos en España), lo que fácilmente podemos predecir es que muchos votos vuelen directamente de una posición a la contraria, siendo además la contraria la que siempre ha tenido mejor fama en esto de hacer mejorar los números de la economía, no entraré a discutir si de forma justificada aunque imagino que adivinarán mi posición.

En esta situación de pesimismo económico y político, pues lo político es económico y lo económico político(aunque en esto último los del Tea Party se empeñan en querer llevarme la contraria), es lógico que ciertos movimientos políticos cobren, o recobren, mayor fuerza y mayor visibilidad, más aún cuando la ideología del movimiento ahora ganador viene sustentada por el dinero de los sectores más poderosos del mundo empresarial norteamericano. Fox News, uno de los canales de noticias con mayor audiencia del país, bajo la presidencia del magnate de los medios de comunicación, es el principal medio de trasmisión de los valores conservadores que han sido acogidos por las elecciones legislativas. Medios de comunicación, maganates y derecha política, vayan ustedes atando cabos.

Cuando una enorme masa de población queda desamparada ante el fracaso de su propia economía o de su seguridad y vive en una insatisfacción constante por vaya usted a saber qué motivos, es propio de una enorme potencia estratégica adueñarse de su mentalidad política y condicionar sus juicios de valor e incluso emociones encontrado un enemigo común hacía el que dirigirlas. Así pues, si un ciudadano estadounidense de escaso nivel intelectual ha perdido ha sufrido un crimen o carece de suficientes medios económicos para llevar una vida agradable o deseada, consigue, gracias a la inevitable presencia de los valores derechistas impreganados en sus programas de televisión y en los idearios de sus vecinos, encontrar un culpable a sus problemas que a su vez es culpable de la insatisfacción de los demás ciudadanos que conoce, la inmigración y los asfixiantes impuestos. Para llegar a tales conclusiones no sigue un elaborado esquema argumentativo, ni entra a reflexionar sobre otras posibles miradas a los temas planteados, o a las posibles consecuencias de las soluciones deseadas, sólo se deja arrastrar por la marea ideológica que le empuja a encontrar en el Tea Party y en los proyectos neoliberales y conservadores un mesías que resuelva sus problemas como buen ciudadano de clase media. Esto no puede resultarnos demasiado ajeno ni extraño, pues en cierto modo ocurre, aunque quizá de un modo menos atemorizador, en nuestras tierras. Las mentes de trabajadores y gentes de clase media con escasa actitud crítica son absorbidas por distintas polaridades políticas, siendo hoy la más llamativa y reaccionaria la que sustenta también un sesgado medio televisivo como es Intereconomía, proponiendo simplistas causas y simplistas soluciones a problemas comunes. Esta lógica populista no es nueva ya que también perteneció, y se desarrolló, con el movimiento obrero de orden socialista o anarquista. Pero si el comunismo significaba una confianza mesiánica en un futuro mejor a través de, en ocasiones, la simplificación y la demagogia, su significación populista obtiene todo su sentido y legitimidad al ser los ideales defendidos aquellos que pretender dotar de poder al individuo explotado en sentido político y por ende económico. Ahora, los círculos de poder empresariales a los que los movimientos sociales se enfrentaron (y se enfrentan, aunque con menor motivación como es lógico en Estados del Bienestar) son los que motivan y movilizan a nuevos movimientos populares que pretenden defender a los mismos bajo el pretexto del derecho a la libertad.

En definitiva, es tragicómico observar como trabajadores creen profundamente en que una libertad económica total pueda resultarles beneficioso, no porque diversas posturas económicas argumentadas no puedan defender tal idea con cierto grado de validez, sino porque tales teorías quedan desprestigiadas al verse subsumidas por la fáctica potencia de la economía y de los mercados, por ser el sustento y pilar de tales movimientos y opiniones una poderosa oligarquía que paga cada anuncio del partido y cada noticia tergiversada en televisión, siendo su principal motivación la obtención de beneficios y no la repercusión de los mismos en la sociedad.

Curioso, por cierto, esto de la libertad, pues este liberalismo americano, tal y como ocurre en España, carece en el sentido social de todo carácter liberal. Si bien los impuestos son indeseables por impedir el uso privado de la propiedad, ese uso privado debe quedar muy bien restringido por una reja moral que impide llevar a cabo acciones que contradigan los valores comunes. No se piense usted que por poder ganar dinero a mansalva por no pagar IVA se lo pueda gastar en contradecir a Dios con drogas, prostitución, abortos o idílios homosexuales, a no ser, claro está, que sepa usted poder ocultarlo en sociedad y vivir en una sana hipocresía.
Podríamos alargar la discusión sobre la libertad cuestionando la libertad liberal entendiendo como esta es también causa de la explotación y la esclavitud, y entendiendo que esta libertad pueda quedar desentendida, o como huída de sentido, si existe en un entorno de enorme inequidad y desigualdad, pero dígaselo esto a un liberal clásico o a un griego ateniense si tiene valor, así que iremos cerrando filas.


Dejando de lado esta posibilidad individualista de funcionamiento económico y social quedaría por elucubrar las posibles consecuencias de este movimiento. Una sería la de espanto y terror en el resto del mundo civilizado. Sí se ha dado cierto desasosiego en los medios de comunicación menos liberales y conservadores, y supongo que más aún en las capas intelectuales de aquellas sociedades que pueden verse perjudicadas por un realce militarista del gran Imperio del mundo. Los defensores de la dignidad y derechos del migrante deben verse algo acongojados por las posibles repercusiones de este giro político, sobretodo tras haberse comprobado la dureza que puede adoptar EEUU en su legislación con el ejemplo de Arizona. Pero pese a todo ello, pese a las tópicas e inagotables críticas a la mirada corta, simple y patológica del radicalismo americano, nuestras sociedades no se han escandalizado demasiado, habiendo la derecha aprobado con ilusión los resultados, al ver en ellos reflejados su propio éxito y al ser algunas de las ideas populistas, conservadoras y generalistas de este movimiento del té en gran medida compartidas por nuestra población.

Otra posibilidad es que el presidente Obama modere su mensaje y sus políticas ("¡¿Cuándo fueron moderadas?!" dirán los izquierdistas o derechistas con sentido absolutamente opuesto y conjuntamente crítico), pero su viaje por el sureste de Asia predicando paz y buen rollo con el islam, además de trazar tratos económicos con la India y proponerla como miembro permanente del por muy pocas naciones(vencedoras tras la segunda gran guerra) monopolizado Consejo de Seguridad de la ONU, no parecen indicar que vaya a dejar de lado sus intenciones políticas por encontrar un mayor apoyo electoral.

La posibilidad, más terrorífica, y más probable, es que la derecha consiga en dos años el poder ejecutivo, que EEUU cierre con mayor ahínco sus fronteras y trate peor a sus inmigrantes ilegales, que se endurezca el rechazo al aborto y los comportamientos alejados de la moral cristiana y que se aligeren los impuestos, esto último, en defensa del no intervencionismo del Estado en la economía, ese no intervencionismo tan aplaudido por los republicanos y que sin embargo nunca hemos encontrado en su política exterior. Convénzanme de que la Guerra de Iraq, el Sha iraní, el Irangate (venta de armas ilegal a un enemigo político para financiar a movimientos revolucionarios nicaragüenses), la intervención en Panamá o Haití, la instauración de bases militares por todo el globo, etc, no es intervencionismo en la economía.